martes, 5 de julio de 2016

Super-evangelizados

Tengo un amigo que es cristiano, me cae re bien y es (en lo que lo puedo conocer) muy buen hijo de Dios, sin embargo tiene un problema. Este problema no parece afectarle, no se siente incómodo con él, nadie se queja de ello y por consecuencia, no ha sentido la necesidad de eliminarlo. Este problema es una enfermedad a la que he decidido llamar “el síndrome del super-evangelizado”.
      ¿Cuál es el problema del “super-evangelizado”? Fácil, son personas que cada día son evangelizadas, a pesar de que han sido evangelizadas por años.
      Está bien, admito que no me estoy explicando mucho. Para no darle tantas vueltas al asunto, actualmente los cristianos nos estamos haciendo ratones de biblioteca, llenos de conocimiento bíblico, experiencia en orar, ayunar y hasta imponer manos, pero jamás salimos a evangelizar a otros, todo el evangelismo lo guardamos para nosotros mismos.
       Para explicar mejor este problema, lo quiero plasmar en dos partes: lo individual y lo colectivo.

Lo individual: Necio con dinero 
       Proverbios 17: 16 plantea una pregunta que veo muy relacionada con este tema “¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, no teniendo entendimiento?”
       Volviendo al tema, ahora el cristiano (a diferencia de años atrás) tiene a la mano librerías cristianas, no llenas, tapizadas de cientos de libros cristianos con información cristiana sobre la vida cristiana y asuntos cristianos, pero ¿De qué sirve?
       Cientos de cristianos se están auto-evangelizando día a día, leyendo libros, artículos en internet, revistas como esta, e incluso leyendo la biblia una y otra vez, pero sin salir a compartir su conocimiento con los demás.
       ¿No fuimos llamados a eso? ¿Acaso Jesús nos llamó a leer y leer la biblia? ¿Mateo 28: 19 nos manda leer la biblia y todos los libros cristianos que podamos? No, el mandamiento de Jesús es salir a ganar almas para Cristo, predicar el evangelio a otros, no a uno mismo; y bautizarlos.
       No esperemos a que seamos unos expertos de la biblia para empezar a evangelizar, porque nunca los serás.
       Lucas capítulo 12 cuenta la historia de un hombre que quiso juntar toda la cosecha que pudiera en un gran granero para entonces sí, ser feliz. Pero Dios le habla y le dice “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.
       No cometamos el mismo error espiritualmente, no esperemos a llenar nuestro granero de conocimiento bíblico para empezar a gastarlo, porque no sabes si esta noche vienen por tu alma y todo ese conocimiento se quedará sin usar.

Lo colectivo: Misioneros a la brava 
       La biblia cuenta en tres evangelios (Mateo 10, Marcos 3 y Lucas 9) el momento en que Jesús subió al monte con sus 12 discípulos y les encomendó la tarea de predicar el evangelio, justo después los mandó a evangelizar.
       En este momento de su travesía, los discípulos aún no estaban tan firmes en el evangelio; su viaje con Jesús iba comenzando y habían compartido poco tiempo con él; además no habían recibido aún el Espíritu Santo en Pentecostés; es más, algunos de ellos aún tenían dudas sobre Cristo y su divinidad.
       Nada de esto evitó que Jesús los mandara a predicar el evangelio. Entonces ¿Por qué nosotros nos esperamos tanto? Muchas iglesias organizan eventos masivos constantemente, ya sean vigilias, confraternidades, conciertos, kermeses o con el nombre que sea, pero sólo son eventos cristianos donde invitan a otras iglesias cristianas ¿Y dónde está la evangelización?
       Nos estamos evangelizando a nosotros mismos, en lugar de llevar el evangelio a las calles, invitamos a otros cristianos a nuestra propia iglesia. Incluso muchas iglesias salen a ayudar a otras iglesias; lo que no está mal, si se combina con el proceso de evangelización, pero únicamente hasta ahí llegamos.
       ¡Vamos! ¡Por favor! Abramos los ojos y démonos cuenta de que nos estamos super-evangelizando los unos a los otros, una y otra vez; es completamente necesario que salgamos a evangelizar a la gente que nos necesita, a los de afuera, a los que no conocen de Jesús. Nosotros ya conocemos de Dios; claro que se vale seguir conociendo más de Él, leer suplementos e investigar más, pero nunca en sustitución del mandamiento que Cristo nos dejó: evangelizar.

Por Fernando Castro

No hay comentarios:

Publicar un comentario