lunes, 23 de julio de 2012

Sacrificio vivo


Muchas veces en nuestra vida nos preguntamos, “¿Qué tengo que hacer para saber cuál es la voluntad de Dios?” Este texto que quiero compartir, es muy importante para cualquier cristiano. Es fundamental para la vida cristiana y para el crecimiento en nuestro caminar con Cristo.


Romanos 12: 1-2
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.



      En el primer versículo, Pablo les está pidiendo o mejor dicho suplicando a los romanos como hermanos en Cristo, que ofrezcan su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable. Ahora, ¿Qué significa esto? En los tiempos bíblicos, un sacrificio solía ser un cuerpo muerto, no vivo; así que Pablo usa el término vivo para mostrarnos que se está refiriendo literalmente a un sacrificio humano. Pablo les está pidiendo a los romanos que entreguen sus propias vidas, que entreguen todo lo que son a los pies de Cristo. El Apóstol también llama cuerpo, no solamente a la carne, sino también a nuestra personalidad. En otras palabras, exige de nosotros no solo la integridad y pureza del cuerpo, sino también del alma y del espíritu (1 Ts. 5:23). Y el presentarse a Dios como sacrificio vivo es un acto racional porque involucra la mente e implica comprender el mensaje del evangelio y decidir conscientemente adorar a Dios.

       Nuestro deseo como Cristianos  es someterse a la voluntad de Dios, pero, ¿Realmente está siendo este nuestro deseo? Un teólogo de Estados Unidos decía: “Los Cristianos no dicen mentiras, pero si cantan mentiras en la alabanza”1. Nosotros podemos decir o cantar “¡Cristo es el señor!”, pero no nos sometemos a Él, decimos “¡Cristo es mi vida!”, pero tenemos otros ídolos en nuestras vidas, “¡Cristo es todo para mí!”, pero no tengo tiempo para servirle. Si Cristo es nuestro señor, el tiene que poseer todo lo que somos y controlar todo lo que somos (Ro. 6:16,22) porque nosotros no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que estamos bajo la autoridad divina. Eso jamás podrá lograrse más que renunciando a nosotros mismos en un desprendimiento completo. Tenemos que dedicarnos a la obediencia de Dios en todas las actuaciones de nuestras vidas.

       Entonces, ¿Cómo debemos de presentar nuestros cuerpos a Dios? “Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. La palabra “Santo” proviene del griego αγίος /hagios/ que es que  significa “apardato de...”2. Cuando escuchamos esta palabra, por lo general nos imaginamos una estatua de un ángel, algo divino o sagrado, lo representamos así por nuestra cultura y desafortunadamente éste no es el significado, el significado es que seamos apartados del mundo, de lo que aborrece Dios, del pecado. 

       Pero, ¿Cómo podemos hacer ésto? ¿Qué tenemos que hacer para presentarnos de esta manera? En el segundo versículo, Pablo les sigue diciendo a los romanos que no deben adoptar las formas del mundo, no moldearnos a como es el mundo; sino transformarnos mediante la renovación de nuestra mente, es decir, adquirir una nueva forma de vivir y pensar diferente a como el mundo es (Ef. 4:21-23). Alguna vez te has preguntadosi las cosas que platicas, las cosas que escuchas, las cosas que vez, tu manera de vestirte, los lugares a donde vas, ¿Están de acuerdo con lo que dice las escrituras? o ¿Están de acuerdo con lo que el mundo dice? ¿Estás imitando a alguien? ¿A quién estas imitando? ¿Al mundo o a Cristo? 

       Entonces, ¿Y cómo renuevo mi mente? Es indispensable renovar nuestras mentes con la palabra de Dios, tenemos que tener una relación íntima con Dios a través de su palabra, porque si no tenemos el conocimiento de Dios, no podemos saber cuándo estamos viviendo en obediencia o cuándo estamos viviendo como el mundo. Y ese es un problema que tenemos los Cristianos el día de hoy, no estamos leyendo la palabra de Dios y por tanto estamos siendo arrastrados por  la corriente del mundo, a tal grado que no nos estamos damos cuenta; cada cosa que hacemos, estamos siendo influenciados por el mundo.

       Un escritor evangelista de la Gran Bretaña llamado Leonard Ravenhill decía: “Si tu quieres ser un hombre de Dios, no puedes hacer lo que otros hacen, tú tienes que separarte, tienes que guardar tu mente, tienes que guardar tu corazón, tienes que entregar tu vida totalmente a Cristo, tienes que separarte de todo lo que te contamine”3

       Como Cristianos, es nuestro deber y responsabilidad estudiar las escrituras, escudriñarlas como los habitantes de Berea (Hch. 17:10-11), para que éstas mismas determinen cómo vivamos en este mundo. Tenemos que dedicarnos a buscar y comprender qué es lo que Dios  aborrece, para dejar de practicar estas cosas y buscar y estudiar qué es lo que Dios ama para hacer estas cosas.

Que la gracia del Señor Jesús sea con todos.«

Por Andrés Beltrán 

1 Leal, M. (S.F.) Él es el Todopoderoso. Recuperado el 5 de junio de 2012, de:
     http://www.amistadyvida.com/predicaciones_03/El%20es%20el%20Todo
     %20Poderoso.pdf 
2 Vine, W. & Escuain, S. (1989). Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento. 
     España: Clie.
3 Washer, P. (S.F). Una mente renovada. Recuperado el 5 de Junio de 2012, de: http://blogs-
     cristianos.renuevodeplenitud.com/una-mente-renovada-%E2%80%93-paul-washer.htm



No hay comentarios:

Publicar un comentario